El corazón del Artículo 12 de nuestro Código Deontológico es la confianza mutua entre tú y tu cliente. Desde el momento en que alguien entra a tu despacho, tu misión será ser transparente, diligente y profesional. Esto comienza con una hoja de encargo nítida y sencilla, que use un lenguaje adaptado al cliente, sin cláusulas extrañas, para que lea en ella un sentimiento clave: C O N F I A N Z A.
Tus clientes no son expertos en leyes, así que tu
trabajo es guiarlos con transparencia. Antes de empezar, habla con ellos sobre
las posibilidades reales de su caso, los riesgos y las alternativas. La LO
1/2025 de 2 de enero obliga a intentar un acuerdo antes de interponer una demanda.
Informa sobre los medios para solucionar los conflictos para que el cliente
pueda tomar decisiones informadas. Haz que no se sienta solo, acompáñalo en el
camino que emprende, trata de empatizar, asesora con realismo, sin promesas
infundadas y explica cada paso del proceso sin omitir información. Durante el
proceso, mantenlo al día con copias de cada escrito y explicaciones sencillas.
No tengas miedo de rechazar un caso si no te sientes
preparado o si va contra tus principios. Este tipo de decisiones, aunque
difíciles, refuerzan tu reputación como profesional íntegro.
Evita los conflictos de intereses. El Artículo 12 te
pide que seas leal, no solo a tus clientes actuales, sino también a los
antiguos. Nunca representes intereses opuestos ni uses información confidencial
de un ex cliente en su contra. Por ejemplo, si recibes a un cliente que quiere
demandar a una empresa que asesoraste hace un tiempo, declina el caso, por
ética. Si representas a dos clientes con intereses enfrentados, como dos socios
de una empresa que discuten, lo mejor es dar un paso atrás y no comprometas tu
imparcialidad. En casos familiares, por ejemplo, de modificación de
medidas, no asesores de forma individualizada a ninguna de las partes a las que
hayas guiado en su divorcio de mutuo acuerdo.
Renuncia con clase y devuelve lo que no
es tuyo. Si
decides renunciar a un caso, ya sea por un conflicto de intereses,
discrepancias graves o porque el cliente insiste en una estrategia poco ética,
hazlo por escrito y con tiempo suficiente para que no quede indefenso.
Y un consejo clave: nunca retengas los
documentos de un cliente, aunque no te haya pagado todos los honorarios.
Un último consejo para ti, que empiezas. El Artículo 12 es
tu hoja de ruta para tratar a tus clientes con honestidad y profesionalidad.
Cada decisión que tomes, desde aceptar un caso hasta renunciar, debe reflejar
tu compromiso con la ética. Claridad, cercanía y trasparencia son tu mayor valor
en el trato con las personas. Por ejemplo, cuando expliques a un cliente los
riesgos de un juicio, imagina que le cuentas una historia: “Si seguimos este
camino, puede pasar esto, pero también hay esta otra opción”. Así, no solo
cumplirás con el Código Deontológico, sino que construirás relaciones de
confianza que harán que tus clientes te recomienden.
Recuerda: Tu reputación es
tu carta de presentación. Perder un cliente duele, pero perder tu integridad es
mucho peor. Actúa con honestidad, y el resto vendrá solo.
¡Mucho ánimo en tu aventura como abogado!
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