El teléfono es, sin duda, una herramienta esencial de trabajo. Hoy día, los clientes están a un clic de distancia, buscando todo por internet. Pero, ojo, no basta con brillar en la red y tener una web profesional; la primera llamada con un cliente es el momento clave para dejar huella. Es esa oportunidad única de hacer que piensen: “¡Este es el abogado que quiero!”, aunque no seamos los más baratos del mercado. Y así, en cada llamada nos convertimos en nuestros mejores comerciales, en embajadores de nuestra identidad y sello, pues definimos la primera impresión que el cliente tendrá de nosotros. Ya sabemos que esta profesión tiene altas exigencias, como ser buenos detectives, ratones de biblioteca, personas intuitivas, buena oratoria, empatía, y hasta técnicas de verbales de ventas de un servicio complicado donde existe alta competitividad. Eso exige dominar la llamada telefónica para captar al cliente. Pero el teléfono no es sencillo, al carecer del lenguaje co...
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